Esta crisis que amenaza con convertirse en una profunda depresión puede, nadie lo sabe, terminar con el propio sistema capitalista, al menos hasta convertirlo en algo irreconocible, pero si eso sucede no será porque la izquierda actual haga nada, pues se encuentra cruzada de brazos, desconcertada ante la llegada del momento en el que tocaba tomar la iniciativa. Ya no vale el absurdo discurso de una superioridad moral que, a la hora de la práctica, está resultando ser papel mojado. Esta crisis quizá termine con el sistema que la ha provocado, pero a día de hoy la gran víctima no es el propio sistema, la gran víctima es la izquierda, que no está haciendo nada por tomar las riendas.
¿Hay alguien vivo ahí afuera? Esperemos que sí y que no sean los fascistas, quizá ellos no permanezcan de brazos cruzados.
- Lectura recomendada: Editorial de la edición española de Le Monde Diplomatique de octubre. Insoportable.